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Wednesday, February 29, 2012

Y tú te empiezas a reír, también la otra persona. Y os reís aún más. Y os miráis y os parece que todo está diseñado para haceros reír, y entonces te ríes, te ríes sin cesar, y da la impresión de que el destino está de tu parte, sí, que vale la pena reír sin parar. Porque pasas un momento de ésos en los que, de verdad, la barriga se tensa y te duele de lo mucho que te has reído.En los que empiezas a soltar esas pequeñas lágrimas de risa, que hacen que el otro se ría más por la cara que pones, y que tú al ver al otro, te rías y no pares de reír, pidiendo que pare, que te falta el oxígeno

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